martes, 6 de octubre de 2015

La Princesa Sirena

En aquellos tiempos, había una bella sirena que era hija del Gran Poseidón, Príncipe de todos los Mares. Estaba acostumbrada a que todos los súbditos hicieran su voluntad, ella se dedicaba a dar órdenes y a dirigir a su Pueblo. Pero ella no hacía esto porque fuera mala o quisiera dañar a su gente, todo lo contrario, lo hacía porque quería lo mejor para ellos y estaba totalmente segura que la forma correcta de hacer las cosas, era como ella lo decía, y que hacerlo de cualquier otra forma podría generar un caos terrible e irreparable para sus seres queridos.
Por eso, cada vez que alguien osaba desafiar su autoridad y hacer las cosas de una manera distinta a cómo ella lo decía, se molestaba de tal forma que temblaba muy fuerte en todo el fondo del mar, causando a veces que ocurriera uno que otro Maremoto.
La Princesa no estaba cómoda con esta situación, ya que le preocupaba que un día, en uno de esos temblores, el caos fuera tal, que pudiera quedar totalmente destruida toda la comarca.
Así que la Sirena decidió buscar ayuda y fué a conversar con su sabio padre, que solo le dijo: "Relájate hija, esta misma noche, en tus sueños, te daré esas respuestas".
La Princesa se fué a descansar, y en efecto, tal como lo había prometido el Sabio Padre, esa misma noche, en sus sueños, la bella princesa soñó que tenía una larga conversación con su sabio Padre, estuvieron de acuerdo en algunas cosas, en otras no, pero al despertar la princesa se sentía segura de lo que podría hacer de ahora en adelante, con el único objetivo de mantener la armonía, las buenas relaciones y la perfección que ella deseaba para todo su pueblo.
A partir de ese día, la Princesa comprendió que ella podía dictar las pautas generales para que sus coterráneos se comportaran, pero que no podía pedirles que hicieran las cosas exactamente como ella las hacía. A partir de ese mismo día, la sirena conversaba con su pueblo tan seguido como era posible y llegaron a establecer códigos de conducta compartidos, que fueron aceptados por todos.
La Princesa no sabía cómo, pero estaba segura que su vida sería plenamente feliz, a partir de esa noche, a partir de ese día...
Cuenta la leyenda, que pasaron muchos años y nunca mas volvió a temblar en aquellos maravillosos parajes, y que la paz y la armonía que reinó para siempre por aquellos lados, solo podía compararse con la paz y  la armonía que había dentro de su corazón, parecido a un bello lago de aguas cristalinas con muchos colores y muchos peces...

Con cariño...

Luis Alfonso Fernández Hernandez
Instagram:@twister634; @juntoshacemosfuturo
Twitter: @fernandez1; @hacerfuturo

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